Las reacciones ante la presentación del informe de los expertos sobre la reforma fiscal ponen en evidencia, una vez más, que en este país preferimos la tertulia al debate; que todo lo vivimos con la pasión con la que abordamos el fútbol, y desde la horizontalidad y el infinito saber que da la barra del bar.
Los expertos y el informe merecen un respeto. Saben de lo que hablan y tratan una enorme cantidad de asuntos. Como no podía ser de otro modo, hay luces y sombras. En el lado positivo del balance aparecen, a mi juicio, esa globalidad en el enfoque. Se aborda el conjunto del sistema tributario, si bien es cierto que se orilla una parte de los tributos locales, que también requiere de revisión, o la tributación de la SiCAV´s. Las propuestas suponen un avance muy sustancial en el frente de la hoy obsoleta y caótica tributación sobre la energía y el medioambiente. Se incide en la lacra del fraude fiscal y la falta de equidad que genera. Se explicitan una miríada de deducciones y ventajas fiscales que podrían y deberían ser revisadas para, a cambio, rebajar unos tipos impositivos hoy excesivos. En muchas de estas cosas, se siguen las tendencias internacionales y las sugerencias de organismos internacionales. La tributación autonómica, apartado en el que se citan algunos trabajos en los que he participado, merece atención específica en otra entrada de este blog.